Protagonizadas, en segunda persona del singular, por un hombre y una mujer respectivamente, narra con humor (mas bien inquietante) la pulsión entre los adentros y los afueras, lo que observamos y lo que pensamos, lo que sentimos y aparentamos sentir. Y de alguna forma, en el intersticio de ambas historias, de ambas pulsiones, se van revelando, por ejemplo, los lugares comunes de lo que acontece accidentalmente en la rutina de nuestras cabezas cuando pensamos que pensamos, cuando creemos que sentimos.